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Mi historia merece ser nominada porque refleja perseverancia, disciplina y resiliencia. A los 17 años cumplí el sueño de jugar fútbol profesional, pero una lesión truncó mi carrera. En lugar de rendirme, emigré a Canadá, donde trabajé en la construcción mientras seguía jugando y apoyando económicamente a mi familia en México. Ese esfuerzo colectivo dio origen a un nuevo sueño: crear un torneo que acercara el fútbol a más personas, transformando mi adversidad en un proyecto con impacto social.
¿Cuáles han sido tus logros destacados y que aprendizaje compartirías de estos?Entre mis logros destacan debutar como futbolista profesional a los 17 años, fundar la Copa Andamaxei (hoy referente nacional) y regresar a estudiar a los 31, concluyendo una licenciatura y una maestría. Estos retos me enseñaron que la disciplina abre caminos, que el miedo señala desafíos valiosos, y que nunca es tarde para aprender. Aprendí que los sueños se construyen en equipo, y hoy busco inspirar a otros demostrando que la constancia transforma vidas y comunidades.
